jueves, 17 de julio de 2008

oda al alimento

Lo anhelo profundamente. Mis órganos lo piden a gritos.
No aguanto más, sólo deseo tenerlo en mis manos, en mi boca.
Tocarlo, obsevarlo, olerlo. Disfrutar el aroma que tiene.
Espero ansiosa que esté frenté a mí. Tenerlo cara a cara. Viene. Mi mirada cambió, fugaz. Una sonrisa nació en mi rostro como cuando sale el sol por la mañana. Lo observo, lo rodeo con la mirada. Admiro su aspecto, su presentación no puedo quedarme quieta. Comienzo a acumular saliva y rápido lo tomo.
Cierro los ojos y deleito todo su conjunto.
De pronto vuelvo en sí. Se me hace tarde. Acabo con ese choripan y me voy a tomar el tren.