miércoles, 27 de febrero de 2008

serenamente

Serena camina. La luz del mediodía le encandila sus bellos ojos verdes. Sus rostro refleja lo feliz que es. Serena... tiene una sonrisa encantadora.
La música que acompaña su paseo le dibuja un nuevo paisaje urbano.
Simplemente le llena el alma.
Mística mujer, nada común, convierte la acción de caminar en todo en arte. Sus piernas se mueven, se acerca a su destino bailando con las baldosas rotas de la avenida.
Serena es bien alocada. Serena por siempre despeinada.
Sus labios saborean cada palabra de la canción eterna que su corazón no deja de escuchar.

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